
Cuando escribo esta columna la noticia es la entrada en vigor de las tarifas arancelarias en los Estados Unidos del 25% o más contra Canada y Mexico, una de las zonas de libre comercio que más prosperidad ha traído a América del Norte y el mundo en tiempos modernos. Tambien se han añadido tarifas arancelarias a China, adicionales a las que habían sido establecidas en la anterior administración Trump y mantenidas por la administración Biden.
Las reacciones de los afectados no se han hecho esperar, todos han sacado los cuchillos y se está hablando de tarifas retaliatorias igualmente penalizando a exportaciones de estados americanos que venden sus productos a los afectados. Parecería ser que el mundo se va cerrando de a poco y a ratos no de a poco y más bien bastante rápido. Los agoreros en contra del libre comercio celebrando, que finalmente se ha logrado acabar con este malvado libre comercio que según estos trajo tanto sufrimiento a los trabajadores y afectados de sus resultados, productos más baratos, mayor bienestar y riqueza para la mayoría de la población. Los nacionalistas celebrando su fantasía autárquica de que ya no vamos a depender ni de los chinos, los mexicanos o los canadienses ni de cualquier país que resulte incomodo a los intereses políticos del gobierno de turno. Ridículas caricaturas de Neron que tocan la lira mientras se incendia Roma para llevar adelante un proyecto insensato que amenaza con destruir la prosperidad lograda en los últimos 30 años gracias al libre comercio.
Días muy oscuros y la posible ruina de aquellos países más pequeños que abrieron sus economías al comercio con Estados Unidos con el fin del tratado de libre comercio. ¿Es posible otro escenario menos negativo o que el gobierno americano recule en sus decisiones ante la evidente inestabilidad de los índices en la bolsa de valores por estas medidas? Es imposible de saber, no hay que abrigar esperanzas a que todo regrese al estado de cosas anterior. Sin embargo, los países afectados tienen la solución en sus manos y no, la solución no es retaliación con más proteccionismo o una renegociación del NAFTA o peor aún unirse a la obsesión arancelaria que la actual administración propone contra otros países.
Recuerdo hace muchos años cuando aún era estudiante universitario c. 1993 en una conferencia universitaria con quienes habían logrado que se firmara el tratado de libre comercio NAFTA y me llamaba la atención que el tratado original tenía más de 1000 páginas y que había sido negociado de una manera muy cuidadosa con un montón de previsiones para resolver disputas comerciales y proteger intereses especiales en cada país. No entendía y sigo sin entender como aquello podría llamarse libre comercio si había que seguir normas tan complejas y variopintas para poder comerciar entre uno u otro país. A pesar de mis objeciones y dudas está claro que el NAFTA fue un éxito a pesar de tanta regulación y si bien sus beneficios se han dado de esa forma, imagínese estimado lector si hubiera sido más simple, cuanto más se podría haber logrado en sus casi 30 años de existencia, de no mediar tanta regla. Habría bastado una especie de cláusula a favor del comercio como la que existe dentro de estados Unidos para comerciar libremente entre cada estado y que no permite que estados como Nueva York imponga tarifas a Texas, o California imponga tarifas a Florida cuando sus ciudadanos se van de un estado a otro porque el estado simplemente se ha vuelto un infierno regulatorio. Los fundadores de los Estados Unidos fueron muy sabios al establecer dicho tratado de libre comercio interno al establecer dicha cláusula sencilla pero contundente y darle al gobierno el poder para evitar que los estados impusieran trabas al comercio entre estados por guerras comerciales. Naturaleza humana, esta cláusula también ha sido mal usada para expandir el poder del gobierno federal, y ha estado sujeta a diferentes decisiones de la corte suprema que han tratado de limitarla o reinterpretarla o subvertirla para imponer el poder del gobierno federal por sobre el de los estados. Sin embargo, el objetivo general se ha cumplido y es que ha evitado mayoritariamente las guerras comerciales entre los diferentes estados que forman la union americana.
De la misma manera hay otros ejemplos a nivel mundial de estados que frente a guerras comerciales y que muchas veces eran más que nada guerras políticas entre los diferentes miembros tuvieron el resultado no esperado de que en vez de aplastar económicamente al país terminaron empujándolo en la dirección contraria y correcta de abrirse plenamente y de esa manera terminar en mejor posición de la que tenían antes, al comerciar abiertamente con todo el mundo y ya no solo en el ambiente limitado de dicha precaria unión. Tenemos el caso de Singapur en 1960, que fue expulsada de la union aduanera que tenía con Malasia. Este pequeño territorio había sido más que nada un emporio marítimo y comercial y en los inicios del siglo XIX (c.1819) se convirtió en una colonia inglesa, parte del imperio británico. Sus exportaciones mayoritariamente eran producto de las explotaciones de caucho de la península de Malasia, y así lo fue hasta que los ingleses le dieron un mayor énfasis a la protección de los intereses de dicho imperio en el sudeste asiático, la llamada Gibraltar del lejano oriente. Con el advenimiento de la segunda guerra mundial los japoneses en sus pretensiones imperiales al igual que Hong Kong, y Filipinas terminaron invadiéndolos. Para finales de la segunda guerra en 1946 con la caída de Japón que pierde la segunda guerra mundial, los ingleses regresaron por corto tiempo. Prácticamente destruida no fue mucho lo que hicieron a su regreso. Por presión de las Naciones Unidas para descolonizar los antiguos territorios de potencias como Inglaterra, se decidió que no valía la pena seguir ahi, y los ingleses negociaron con Malasia y su primer ministro una propuesta para una nueva federación entre las antiguas posesiones inglesas en el área, Malasia, Brunei, el norte de Borneo y Sarawak. Esta precaria unión causó inmediatamente problemas con Indonesia que no veía con buenos ojos la unión pues ellos tenían intereses políticos en Borneo y hubo varios atentados terroristas aupados por intereses de estos países que causaron algunos daños en el area e incluso protestas raciales debido a la configuración multiétnica de Singapur. El resultado final y abreviando un poco, Malasia para evitar problemas con su vecina Indonesia y evitar más derramamiento de sangre, expulsaron a Singapur de dicha unión dejándolos completamente aislados e independientes e incluso sin acceso a recursos tan básicos como el agua. Creyeron que con esto iban a doblegar a la población de dicho territorio y que fueran menos como sus antiguos administradores coloniales (formales y que siguieran el estado de derecho) y que pronto se doblegarían y regresarían en condiciones más favorables y menos autónomas de las que habían tomado inicialmente cuando habían negociado la union.
Lejos de enrocarse en una guerra comercial o rogar que los readmitieran y cambiaran su sistema de gobierno, Lee Kuan Yew, primer ministro de Singapur comprendió que tenía todo que perder y nada que ganar tratando de pelear con su antiguo socio y vecino al ser inmensamente más pequeño que Malasia. Dejando de lado las arengas nacionalistas decidió que el futuro de su pequeño país estaba en el comercio como lo había sido desde tiempos antiguos. Tomó lo mejor que tenían y que habían heredado de los tiempos coloniales con los ingleses que era un fuerte sistema legal que protegía los derechos de los ciudadanos y el comercio. Así mismo, decidió formar la comunidad de naciones del sudeste de Asia ASEA por sus siglas en inglés que promovía el libre comercio entre sus miembros. Rápidamente y a pesar de que el camino estuvo lleno de dificultades como protestas raciales adicionales en 1969, el enfoque del gobierno era más apertura económica, apoyo al comercio, la empresarialidad, infraestructura y educación. Singapur se enfocó en el desarrollo de su naciente industria de los chips frente a la creciente competencia de sus vecinos que contaban con mano de obra abundante que no contaba Singapur por ser un territorio aislado y con limitaciones de espacio. El crecimiento económico ya 20 años más tarde en los ochenta, superaba todas las expectativas y hoy en día es considerado uno de los lugares más libres y ricos del planeta según el índice de libertad económica que publica el Fraser y el Cato Institute. Hasta la edición del 2024, Singapur es seguido en el ranking por lugares como Hong Kong, Suiza y Nueva Zelanda.
Todos estos lugares tienen en común que apostaron por el libre comercio, e incluso lugares como Suiza y Nueva Zelanda son lugares donde hay una amplia y antigua libertad política que va de la mano con sus libertades económicas. Hong Kong a pesar de mantener un lugar superior en el índice se ve amenazada por lo que China está tratando de cambiar su sistema en abierta violación a lo acordado con los ingleses en 1984 para devolver la soberanía a dicho territorio bajo el esquema de un país dos sistemas. Suiza no solamente es uno de los lugares más libres del mundo, a pesar de no ser parte de la Unión Europea, comercia libremente con estos y es uno de los países armados y más protegidos del mundo que pudo escapar de los horrores de la segunda guerra mundial a pesar de estar entre Alemania, Francia, Italia y Austria, gracias a su ya famosa neutralidad y defensa del secreto bancario que no pocas veces lo ha puesto en problemas con países poderosos como Estados Unidos que buscan la manera de acceder a la riqueza de quienes corren a este país para proteger sus patrimonios de la angurria impuestera. Ha habido por supuesto reformas y tratados para no proteger a las fortunas mal habidas o fruto de la corrupción, pero en general mantienen una fuerte defensa de quienes confían en la discreción de Suiza y buscan estabilidad.
¿En Hispanoamérica podremos de alguna manera entender lo que está pasando y la oportunidad que se nos presenta para tomar otro rumbo y en vez de tratar de ser parte de una u otra alianza comercial enfoquemos nuestros esfuerzos en comerciar libremente con el todo el mundo? Ciertamente este es el desafío regional que enfrentamos y la solución no está en hacer nuestra propia área de comercio regulado cerrando las fronteras a otros como lo está haciendo Estados Unidos y como ya se lo intentó con el pacto Andino o el Mercosur, si no en algo más grande y simple, una auténtica apertura comercial con quien sea. México y Brasil tienen la capacidad industrial y comercial para hacerlo, Argentina más en sintonía con las ideas de libre mercado en su actual administración está enfocada en eso y tal vez podría tomar la posta regional en esa dirección. México, tiene mucho que perder de no cambiar su política comercial al desbaratarse el NAFTA, pero tiene una gran capacidad instalada, industrial, comercial y humana, una cierta estabilidad económica y está en la mejor posición de aprovechar el momento histórico que enfrenta. Solo lo podrá hacer si logra entender que el desafío está en más libertad y no en más aranceles y menos libre comercio para potenciar el florecimiento humano de sus ciudadanos. No olvidemos que México ya fue uno de los lugares más ricos de nuestra región en su pasado pre republicano cuando era parte del imperio español, la antigua Nueva España y era un emporio comercial que conectaba los mercados asiáticos vía Filipinas con Hispanoamérica y con el resto de Europa.
Con la independencia lejos de mantener y forjar más lazos comerciales y de amistad con más naciones, México no supo aprovechar el momento histórico al que enfrentaba. Ojalá que los mexicanos y los hispanoamericanos en general no perdamos una vez más la oportunidad que se nos presenta en el camino y en vez de aferrarnos o unirnos a regiones comerciales cerradas, nos abramos al mundo entero y al auténtico libre comercio.